Considerada como la Mejor Tecnología disponible por la Agencia Internacional de la Energía, este sistema ayuda a ahorrar energía en casa
La climatización de un hogar es una de las principales fuentes de consumo energético doméstico en España. Bien por la calefacción en invierno, o por el aire acondicionado en verano, la factura de la luz sigue siendo uno de los gastos fundamentales en el hogar. Por eso, opciones eficientes que reduzcan el importe de la factura siempre son una buena noticia.
Quizá poco conocida en España, aunque muy habitual en los países nórdicos, la bomba de calor está considerada por los expertos como una de las fuentes energéticas más eficientes, y también más ecológicas. De hecho, ha sido elogiada por Greenpace, que la ha llegado a calificar como el mejor sistema de calefacción del mercado. También por la Agencia Internacional de la Energía, que la ha nombrado como la Mejor Tecnología disponible teniendo en cuanta su eficiencia.
Pero, ¿cómo funciona una bomba de calor? Se trata de un sistema que absorbe el calor del aire exterior para transportarlo al interior, por lo que su principal fuente de energía proviene del propio aire. Un sistema, en definitiva, formado por un circuito cerrado que está diseñado para transportar energía en vez de generarla, con el consiguiente ahorro energético. De hecho, es capaz de suministrar 4kWh térmicos por cada Kwh eléctrico consumido gracias a sus resistencias eléctricas. Y todo gracias al fluido refrigerante que circula por el circuito y que se encuentra a baja temperatura y baja presión y que permite, al conectar la bomba, aspirar el aire caliente del exterior. Y es que las bombas de calor funcionan como un compresor que consume electricidad para transportar el calor, no para generarlo, lo que reduce de forma significativa la energía consumida.
Un procedimiento de generación, en definitiva, que multiplica la potencia y el rendimiento. Tanto, que su coeficiente de rendimiento varía entre el 2 y el 5, dependiendo del modelo instalado. Una cifra muy superior al de la caldera de gas, que ronda el 0,9, o al radiador eléctrico, que llega hasta el 1.
La principal ventaja a la hora de instalar una bomba de calor, además del consiguiente ahorro energético, se encuentra en el gasto fijo, que no existe, excepto por el cambio periódico de filtros, lo que las convierte en instalaciones mucho más económicas que por ejemplo las calderas de gas, que requieren mucho más mantenimiento.
Sin embargo, su eficiencia, señalan los expertos, depende de las condiciones ambientales, fundamentalmente de la temperatura del exterior, por lo que no todos los espacios son adecuados para instalarla. Este es quizá su mayor inconveniente, ya que no se pueden ubicar en lugares excesivamente fríos (por debajo de 10 grados bajo cero). En los países nórdicos, donde el mercurio suele caer por debajo de esa cifra, emplean un sistema basado en la geotermia, que extrae el calor del subsuelo, donde este se mantiene almacenado a una temperatura constante.
Otro de los factores a favor de las bombas de calor es que pueden convertirse en reversibles, por lo que se pueden emplear tanto para calentar una estancia como para refrigerarla, a modo de aire acondicionado. Un sistema, en definitiva, eficiente y con una gran proyección de futuro (sobre todo si la energía proviene de fuentes renovables) y que va ganando enteros día a día en España.