El importe de la factura de una vivienda que genere su propia energía se puede llegar a reducir cerca de un 50%
El sector del autoconsumo energético y la producción fotovoltaica vive desde hace unos años una auténtica revolución. No hay más que echar un vistazo a las ciudades para ver cómo cada día es más habitual encontrarse instalaciones de paneles en edificios y chalés. El último y definitivo impulso ha venido gracias a la aprobación del Real Decreto (RD) 244/2019 que regula el autoconsumo y producción de energía en los hogares. Una norma que potencia la autoproducción y que permite además al usuario en muchos casos convertirse no solo en generador de su propia luz, sino también en vendedor del sobrante a las distribuidoras.
Es precisamente este segmento el que ha vivido un cambio más radical en los últimos tiempos. Y es que España en este caso parte con ventaja ya que es uno de los principales mercados solares del continente europeo. De hecho, según señala un informe elaborado por Solar Power Europe, se espera que el crecimiento anual de energía fotovoltaica aumente un 34% anualmente hasta 2023, principalmente impulsado por el consumo doméstico.
Tras el controvertido impuesto al Sol impulsado por el Gobierno que lastraba la producción de energía renovable y frenaba su abaratamiento, la nueva normativa permite no solo avanzar en la transición energética, reduciendo de forma considerable la cantidad de dióxido de carbono que se emite a la atmósfera, sino que también logra abaratar los costes energéticos en los hogares y empresas.
Y es que, tras algunos meses de retraso, el Gobierno ha aprobado por fin el mecanismo por el que se compensará la producción sobrante generada en los hogares con instalaciones menores de 100 Kw gracias a la inyección del sobrante a la red pública de electricidad. Una regulación que se espera dé un último y definitivo empujón al sector.
Así lo demuestran los datos de la Unión Española Fotovoltaica que indican que ya el año pasado se llegó a duplicar la potencia instalada en España con respecto a 2018 (235MW frente a los 459 del 2019). Un incremento que sitúa al país al borde de 1GW de potencia instalada para autoconsumo.
La pregunta es, por tanto, ¿qué se necesita para que un particular se convierta en productor de nuestra propia energía en su casa?
En primer lugar, se debe tener en cuenta el espacio en el que colocar los módulos fotovoltaicos. También el espacio para el inversor, que debe estar instalado en el interior de la vivienda, así como un cableado energético. La empresa de instalación será la que, en la mayoría de los casos, se encargue de tramitar el alta con la propia distribuidora en el caso de querer inyectar los excedentes a la red.
Así, si un hogar decide instalar una potencia de 1.000 Kw/h, según cálculos realizados por la Unión Española Fotovoltaica (UNEF), de esos 1.000, 450 Kw/h se destinarían al autoconsumo, 50 Kw/h serían inyectados en la red como excedente, mientras que los 500 Kw/h restantes se emplearían en el sistema. ¿Y cómo repercutiría en lo que se paga a final de mes? En el caso de una factura de 145 euros, el ahorro podría llegar hasta los 68 mensuales.
Los paneles solares son muy rentables y ayudan mucho a pagar menos en la factura de la luz. Estamos seguros de que en un futuro cercano mucha más gente optará por la autosuficiencia energética. ¡Buen artículo!