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La UE ha aprobado un paquete de medidas que implicará una auténtica revolución en nuestro modo de trabajar, consumir y desplazarnos
La mayor revolución que ha vivido Europa en los últimos años acaba de empezar. Una revolución que supondrá un cambio radical en nuestra forma de trabajar, de consumir, de producir y también de vivir. Un gran salto que pasa por multiplicar la cuota de energías renovables en la Unión Europea para dejar de lado las energías más contaminantes, reducir los gases de efecto invernadero y luchar contra la muerte prematura de miles de personas. Según diversos informes, entre 1980 y 2016 murieron en la UE casi 3.000 personas a consecuencia de las olas de frío y calor. Una tendencia en aumento debido al cambio climático, que se espera se recrudezca en los países del sur. Por eso, Bruselas ha decidido tomar cartas en el asunto y colocarse a la vanguardia de la lucha contra el calentamiento global.
El plan, presentado hace tan solo unos días por la Comisión Europea, quiere convertir la crisis climática en una oportunidad para cambiar el modelo europeo de vida y crear oportunidades para crecer de forma sostenible. Son un total de trece iniciativas legislativas centradas en el transporte, la energía, la biodiversidad o el mercado de emisiones de carbono, y que permitirá que la UE deje de depender de la energía exterior –actualmente importa más del 60% de lo que consume, sobre todo combustibles fósiles-.
Bruselas prepara, en definitiva, un plan para descarbonizar Europa. De hecho, quiere alcanzar la neutralidad climática en el año 2050. Y para ello impulsará varios proyectos legislativos que apostará por las renovables. El plan es ambicioso, ya que, en el 2019, el último año del que hay datos, las energías limpias suponían tan solo el 19,7% de la producción total en la Unión. Su propuesta supone doblar esa producción de energía medioambientalmente responsable en tan solo veinte años.
Un cambio profundo en el modelo energético y de vida de los habitantes de la Unión, que según anunció el vicepresidente de la Comisión Europea para el Pacto Verde, Frans Timmermans, supondrá una revolución estructural “dura” y “profunda” pero que es necesaria, ya que aseguró, “de lo contrario, fallaremos a nuestros hijos y a nuestros nietos porque si no arreglamos esto, en mi opinión, lucharán en guerras por el agua y la comida”.
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Ventajas de la energía verde
Lo cierto es que las ventajas que presenta el paso de la energía tradicional a la medioambientalmente responsable son importantes.
En primer lugar, porque genera autonomía. Al instalar paneles solares en casa logramos generar nuestra propia energía sin estar enganchados a la red eléctrica y depender de las subidas y bajadas de los precios, que, además, según ha avisado ya la ministra de Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, se espera sigan disparados al menos hasta final de año.
Asimismo, el hecho de disponer de nuestra propia infraestructura vuelve a los hogares independientes. Tan solo se necesita una compañía que la gestione y que la instale. De esta forma, la vivienda ya no depende de la red general de suministro eléctrico.
También supone un importante ahorro en la factura final de la luz. Primero, porque se consume energía autoproducida y además porque parte de esa producción sobrante se puede inyectar en la red, con el consiguiente ahorro en la factura final.
Tiene además otras ventajas, más allá de las económicas, y es su sostenibilidad. No emite dióxido de carbono a la atmósfera y lucha contra el cambio climático. Además, son fáciles de instalar. Tan solo hay que ponerse en contacto con un proveedor autorizado y de confianza y pedir un presupuesto que se adapte a las necesidades de cada vivienda.
¿Cómo escojo el tipo de energía verde más adecuada?
Otro de los puntales de este proyecto implicará una revolución en el mercado de las emisiones de CO2. Hasta ahora, sectores como la construcción, la agricultura o la gestión de residuos estaban exentos de estos controles. Con este nuevo plan, la UE se pone más estricta y se plantea crear un mercado de emisiones similar al que existe en la gran industria. El objetivo, mejorar la eficiencia energética e imponer multas por cada tonelada emitida que supere el máximo establecido por ley.
Con este paquete normativo, la Comisión transformará el mercado de derechos de emisiones comunitario, pero también protegerse ante las importaciones de otros países en los que no se gravan.
Un cambio de modelo, en definitiva, que pondrá a la UE a la cabeza de la lucha contra el cambio climático en el mundo y que se resume en las palabras de Laurence Tubiana, directora ejecutiva de la European Climate Foundation: “Estamos ante una transformación económica que tendrá un enorme impacto social”.
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