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Un balón de fútbol o un inodoro son solo dos ejemplos de cómo se puede producir energía de forma limpia y eficiente
Puede ser una frase hecha, pero lo cierto es que la imaginación del ser humano no tiene límites. No hay más que fijarse en la cantidad de proyectos que surgen cada día para luchar contra el cambio climático. Ideas que buscan frenar la contaminación gracias a una firme apuesta por la energía circular y la creación de energía verde.
Ejemplos, hay muchos. Desde la recogida de basura de residuos para hacer compostaje que muchos ayuntamientos ya están instalando en toda España, hasta huertas ecológicas en medio de las ciudades en las que los vecinos pueden cultivar sus propios productos ecológicos.
Colegios sostenibles en India
Pero hay ejemplos de otro tipo de iniciativas que van un poco más allá. Uno de ellos es el que se está desarrollando en la escuela Asshar Forum School, en India, donde las familias pagan los costes de la escolarización de sus hijos con plástico. Según cuentan diversos medios, cada alumno debe llevar a la escuela como mínimo 25 piezas de plástico de un solo uso a la semana. El objetivo, reutilizarlas para fabricar ecoladrillos. Con ellos construyen y acondicionan espacios de la propia escuela. De esta forma, los niños aprenden un oficio, además de otras materias más tradicionales como Matemáticas o Lengua, y los padres, a la vez, se conciencian de la importancia de reducir el consumo de plásticos.
La escuela comenzó con una veintena de alumnos. Hoy ha superado el centenar. Es tal el éxito, que los fundadores quieren expandir este modelo por toda India y se han propuesto reformar cien escuelas públicas en los próximos cinco años.
Inodoros ecológicos en Corea
Pero la idea de la economía circular ha ido un poco más allá gracias a un proyecto ideado por el profesor Cho Jae-won, un investigador de la Universidad de Corea del Sur. Él es el inventor del llamado váter ecológico, capaz de convertir los excrementos en energía y abono. Para ello, emplea un contendedor bajo la tierra con lo que reduce además el consumo de agua, y en el que gracias a los microorganismos se logra liberar metano, que es usado como fuente de energía.
Cuenta Cho, que una persona defeca de media al día 500 gramos, lo que puede convertirse en 50 litros de gas metano. Este gas puede generar a su vez 0,5 Kwh de electricidad o hacer incluso circular un coche durante algo más de un kilómetro. La idea está logrando una gran repercusión en la universidad de Corea, aunque para fomentarlo aún más, los estudiantes que usen este inodoro están recibiendo a cambio criptomonedas (una moneda electrónica).
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Edificios autosuficientes en Dubái
Hay otros ejemplos también muy curiosos. Entre ellos, el proyecto llevado a cabo por el estudio de arquitectura HAADS (Hayri Atak Architectural Design Studio) que se ha planteado construir en Dubái un rascacielos eólico formado por tres edificios que giran sobre sí mismos para generar su propia electricidad. De esta forma, logran ser totalmente autosuficientes.
Balones de fútbol como fuente de energía
Hay además otros proyectos, más sencillos, pero igual de ingeniosos. Es el caso de la iniciativa desarrollada por la inventora de origen nigeriano Jessica Matthews y que logra convertir los balones de fútbol en una fuente de energía renovable. En este caso, el propio balón cuenta con una batería de almacenamiento en su interior que captura la energía que se genera durante un partido. Según Matthews, 30 minutos de encuentro puede crear energía suficiente para iluminar una lámpara led durante tres horas.
Estos son solo cuatro ejemplos de los muchos que se están llevando a cabo en todo el mundo para generar energía de forma medioambientalmente responsable. Está aún por ver cuáles de ellos logran finalmente implantarse en nuestras vidas a corto plazo.
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