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Muchas comunidades ofrecen exenciones fiscales para promover las instalaciones fotovoltaicas que pueden llegar hasta el 90%
La factura de la luz es uno de los gastos fijos a los que se tienen que enfrentar las empresas cada mes. Por esa razón, cualquier medida encaminada al ahorro es siempre bienvenida. Alternativas hay muchas, pero casi ninguna comparable con la reducción que supone la instalación de placas solares. Ya no solo por el evidente beneficio para el medioambiente, sino también por la repercusión que tiene en el desembolso energético de las compañías y su corto periodo de amortización.
Y es que tras la aprobación del Real Decreto 244/19 de autoconsumo energético, no es solo ya posible ajustar el consumo a las necesidades de cada empresa, sino que también se puede inyectar de nuevo en la red parte de la energía producida, con el consiguiente ahorro en la factura, que en muchos casos puede llegar hasta el 60% del total.
Gran parte de las industrias y comercios consumen mucha electricidad durante el día, cuando el precio de la luz es más caro. El autoconsumo energético ayuda a los negocios al abaratar los costes. Además, la vida útil de estas instalaciones es larga y su mantenimiento sencillo y no demasiado costoso. Por eso, es importante que las instalaciones solares se proyecten según las necesidades energéticas de cada empresa, teniendo en cuenta su curva de consumo, para adaptarlas a las características de cada compañía.
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Exenciones fiscales
Muchas comunidades autónomas han establecido una serie de ayudas e incentivos para fomentar la instalación de paneles solares. La mayoría de regiones y ayuntamientos ofrecen reducciones importantes en el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) y también en el ICIO (Impuesto sobre Instalaciones, Construcciones y Obras). Exenciones que pueden llegar en muchos municipios hasta el 90%.
Pero no solo eso, también existen ayudas directas, como por ejemplo en el caso de Madrid, que llegan a cubrir hasta un 30% de la inversión realizada, con un límite de 15.000 euros. Beneficios fiscales que permiten, en la mayoría de los casos, recuperar la inversión inicial en tan solo seis años.
Imagen de marca
Instalar placas solares en una empresa, además de todos estos beneficios, también hace aumentar el valor del inmueble ante posibles inversiones, a la vez que mejora la imagen de marca de la empresa. Una compañía preocupada por el medioambiente y por reducir la cantidad de dióxido de carbono que se emite a la atmósfera logrará que sus clientes tengan una imagen más positiva de ella y lo repercutirá de forma directa en su reputación, y, por lo tanto, en su volumen de facturación.
Adaptado a las necesidades
El impacto visual de las placas no es una excusa ya para no pasarse a la energía verde. Muchos fabricantes ofrecen alternativas eficientes y que pasan totalmente desapercibidas. Desde tejas solares, hasta cristales que atrapan la energía del sol o marquesinas que se convierten en placas. Modelos que se adaptan a las necesidades de cada empresa y que permiten, en definitiva, mostrar el compromiso de las compañías con el medioambiente a la vez que se ahorra en la factura de la luz.
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