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Cada vez son más los usuarios que deciden apostar por producir su propia electricidad medioambientalmente responsable
La duda la tienen muchos consumidores. ¿Debería pasarme a la energía verde? Y si es así, ¿qué beneficios tiene con respecto a otro tipo de energías más tradicionales?
En los últimos años, lo cierto es que cada vez son más las compañías que ofrecen la posibilidad de contratar electricidad de fuentes cien por cien renovables. También está aumentando de forma exponencial el número de hogares que deciden pasarse a una energía medioambientalmente sostenible y que apuestan por instalar placas solares en su vivienda, con el consiguiente ahorro en la factura de la luz.
Pero, ¿qué es la energía verde?
La llamada energía verde es aquella que se obtiene gracias a fuentes renovables. Entre las más habituales, la fotovoltaica, la eólica, la hidráulica o la biomasa.
La diferencia fundamental con respecto a otro tipo de fuentes de generación de energía es que esta se produce a partir de mecanismos sostenibles, lo que quiere decir que se emplean recursos naturales para su obtención.
Entre sus principales beneficios, que ayudan al mantenimiento del medioambiente y que además pueden suponer un importante ahorro en la factura de la luz.
¿Son seguras las energías renovables?
La energía verde es totalmente segura, tanto para el medioambiente como para el consumidor. De hecho, se la considera menos peligrosa que otro tipo de energías, como la siempre polémica energía nuclear. También tiene un impacto mucho menor sobre el entorno, ya que no es necesario, por ejemplo, realizar el llamado “fracking” para extraer gas o petróleo del subsuelo, con las consecuencias que tiene este método de obtención de recursos sobre el medioambiente.
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Ventajas de la energía verde
Lo cierto es que las ventajas que presenta el paso de la energía tradicional a la medioambientalmente responsable son importantes.
En primer lugar, porque genera autonomía. Al instalar paneles solares en casa logramos generar nuestra propia energía sin estar enganchados a la red eléctrica y depender de las subidas y bajadas de los precios, que, además, según ha avisado ya la ministra de Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, se espera sigan disparados al menos hasta final de año.
Asimismo, el hecho de disponer de nuestra propia infraestructura vuelve a los hogares independientes. Tan solo se necesita una compañía que la gestione y que la instale. De esta forma, la vivienda ya no depende de la red general de suministro eléctrico.
También supone un importante ahorro en la factura final de la luz. Primero, porque se consume energía autoproducida y además porque parte de esa producción sobrante se puede inyectar en la red, con el consiguiente ahorro en la factura final.
Tiene además otras ventajas, más allá de las económicas, y es su sostenibilidad. No emite dióxido de carbono a la atmósfera y lucha contra el cambio climático. Además, son fáciles de instalar. Tan solo hay que ponerse en contacto con un proveedor autorizado y de confianza y pedir un presupuesto que se adapte a las necesidades de cada vivienda.
¿Cómo escojo el tipo de energía verde más adecuada?
Los sistemas fotovoltaicos son los más comunes en el ámbito doméstico. También es la opción más económica. La instalación de placas solares es rápida y sencilla. Luego tan solo hay que preocuparse del mantenimiento, muy fácil, y que también puede ser delegado a una empresa externa.
En otras palabras, el usuario ahorra dinero porque él mismo es quien genera y consume su energía, y además es respetuoso con el medioambiente. La llamada revolución verde, visto lo visto, parece que no hecho más que empezar.
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